Hace ya seis meses que me embarqué en esta aventura. No es algo nuevo mi interés por la impresión artesanal. El hendido en el papel de alto gramaje que dejan las letras de plomo o la textura orgánica de las de madera le dan una presencia especial a lo impreso.
Tengo dos Minervas cuartilleras, las acogí con la intención de que volvieran a hincar letras en papeles nobles recuperando así una forma de hacer las cosas que parece olvidado. Tienen una exactamente igual en la Imprenta Municipal-Artes del Libro y en Omán Impresores tienen una casi idéntica en muy buen estado.
Rayuela y Tullida todavía no están adecentadas para estos menesteres pero lo estarán pronto. Ya falta poco para que estas dos ‘Hincaletras’ estén haciendo de las suyas. Sólo con el desmontaje, limpieza, pintado, engrase, montaje y ajustes de estas heroínas (Tullida sacó adelante a una familia en la década de 1970 imprimiendo lotería en un barrio de Sevilla) estoy disfrutando como un niño con zapatos nuevos. Me sé cada tornillo, engranaje, perno y pieza de este modelo en particular. Hasta el día que recuperen todo su esplendor comparto unas fotografías de los entresijos del proceso de restauración de Rayuela y Tullida.